Sin duda las fiestas decembrinas nos emocionan a la mayoría de las personas, sobre todo a quienes tienen pequeñitos en casa, pues esperan con ilusión sus regalos en Navidad y ¿quién puede resistirse a esa mirada brillante e inocente de nuestros infantes? Esa belleza de disfrutar desde el más pequeño detalle en los niños y niñas es lo que vale la pena mantener hasta la vejez.
¿Tú que das? Amor, tiempo, sonrisas, cupcakes, cartas escritas de tu puño y letra. Lo bello de la época es que nos despierta la compasión, la unión, la cortesía y una gran necesidad de compartir.
Tu puedes despertar esa linda mirada brillante que ves en los peques en los adultos, todo está puesto para generar sentimientos positivos y continuar con la cadena de favores y sonrisas. La gratitud es un valor que te engrandece como persona.
Invierte tiempo y dinero a lo bueno, a lo que te deja bonitos recuerdos y que al pasar de los años te siguen despertando emociones agradables, estimula tus sentidos y los de tu gente bonita con detalles artesanales, con colores y sabores que no puedes plasmar en nada, pero que se tatúan en la mente para siempre.
Hoy es un buen momento para agradecer a todas las personas que te rodean por estar ahí, por escucharte, hacerte reír, alimentarte, animarte y acompañarte en los buenos y en los malos momentos.